lunes, 24 de octubre de 2011

Desde mi balcón (2)

Oyes el sonido de los tacones que van acercándose, lenta y sinuosamente hasta alcanzar su cénit justo debajo, para luego lenta y pausadamente volver a desaparecer en la lejanía.
El murmullo de la gente agolpada en el bar de la esquina, dejando vagar sus sueños mediante la sujeción de un vaso y su contenido; Esos sueños que un día parecieron reales y que poco a poco van desvaneciéndose al igual que ese momentáneo taconeo sobre la acera.
La puerta ha vuelto a cerrarse repentinamente y, por un instante, abandono mi observatorio (qué habrá sucedido durante esos momentos?). Cierro la puerta y de repente me asalta una sensación de hastío, las piernas no quieren obedecerme y volver al balcón, instantes de duda que duran toda la eternidad... para al final dirigir mis pasos hacia la alcoba y separando con especial meticulosidad las sábanas, adentrarme en los sueños de esa multitud, que debajo de mi balcón, van digeriendo un día de duro trabajo.

sábado, 8 de octubre de 2011

Desde mi balcón (1)


En el paseo, los árboles con esa sombra improcedente, que solo sirve para refrescar la tapia coronada por una verja metálica. Se ven pasar, 1, 2, 3 ...vehículos, que no pueden pararse a pensar, arriba y abajo, uno pegado al otro, cual procesionaria intentando llegar quién sabe dónde.
Sobre los árboles, amalgamas de hormigón y otros materiales que asoman desafiantes gritando: ¡ Somos los dueños!, quisieron tocar el cielo y se olvidaron que la tierra es la que los sustenta.

Una imagen triste, apagada, sorbiendo cada gramo de oxígeno, encarcelada en su propio cuerpo, abriendo y cerrando, dejando pasar el tiempo.

Y esas rayas por las que uno puede circular, sin pisar. Esperamos compañía y ... nos lanzamos, sabiendo que en el otro lado, todos juntos volveremos a retomar el camino, la esperanza, el sentido.

Acarician el poste; Los postes metálicos, ya calientes por el sol: 1, 2, 3 ... miles de ellos nos indican el sentido, la prohibición, la obligatoreidad; Haz esto, no hagas lo otro, ves en esa dirección; Sentido y orden, que sino no podemos controlaros, acaricias el poste y está frío, la noche ha caido y necesitas guantes para saborear el calor de una condición.


Albert